Reseña: «The Unquiet», de Jeannine Garsee

English version here.

Encontré The Unquiet (Jeannine Garsee) por casualidad, como muchos otros títulos que compro en la tienda solidaria Oxfam. Me llamó la atención la tipografía del lomo, el hecho de que se tratara de un libro de fantasmas – bastante fuera de lo que suelo leer – y la sinopsis de la contraportada.

La premisa era intrigante, desde luego. Tras un intento de suicidio y la separación de sus padres, Rinn Jacobs, una adolescente bipolar (y bastante molesta durante la primera mitad del libro), se muda con su madre a la zona rural de Ohio. En el instituto, sus compañeros creen que la piscina está habitada por el fantasma de Annaliese, una chica que murió ahogada allí hace muchos años. Pero Rinn no cree en esas cosas – hasta que una sesión de espiritismo va tremendamente mal y cosas terribles empiezan a pasar a su alrededor.

Antes de nada, aclaro que se trata de un libro para adolescentes. Eso, unido a que se trata de una historia de instituto, me tendría que haber echado para atrás en un primer momento, pero hojeé el primer capítulo y me pareció decente. Además, leí muy buenas reseñas en Goodreads de usuarios que aseguraban haber pasado miedo con esta lectura. Así que nada, pensé, por dos libras tampoco me voy a morir. Y no me morí, pero han sido las dos libras peor empleadas de toda mi vida.

Las primeras 150 páginas son muy, muy flojas. Como he dicho antes, tanto el título del libro como la sinopsis dan la sensación de que se trata de una historia de terror, pero no. Empieza como el típico drama de instituto con una cargante niña de ciudad que se muda a un pueblo rural y, cómo no, su vecino es el chico más guapo del instituto y, cómo no, está interesado en ella desde el primer momento y, cómo no, se hace amiga de las chicas populares. En serio, Rinn cae muy mal en los primeros capítulos, con expresiones como ohmigosh y perlas como la siguiente:

[Mum] “If you’re not too busy, can we borrow you for a while? Rinn needs a bed, and we could use your muscles.”

Ohh, did she have to say “Rinn” and “bed” in the same sentence to some hot guy I’ll be seeing in school every day?

[Madre] “Si no estás demasiado ocupado, ¿podríamos tomarte prestado por un rato? Rinn necesita una cama, y tus músculos nos serían de mucha ayuda.”

Oh, ¿de verdad tenía que decir “Rinn” y “cama” en la misma frase a un chico buenorro que voy a ver en el colegio todos los días?

En serio, de verdad. Cuando leí esto tuve que cerrar el libro porque me moría de vergüenza ajena. ¿Qué tendrá que ver? Es que ni siquiera la chica más inmadura de mi clase de sexto de primaria se avergonzaría por una estupidez así. Se trata de un libro que habría disfrutado con doce años, cuando me preocupaban los chicos guapos del instituto casi más que mi salud mental – porque en The Unquiet tampoco se da demasiada importancia a la enfermedad de Rinn. Pensé que sería una pieza fundamental en la historia y, a pesar de tratarse de una constante a lo largo del libro, no tiene muchas repercusiones en la trama. De hecho, pienso que The Unquiet podría haberse convertido, con un poco más de investigación y esfuerzo, en un ejemplo de literatura inclusiva para jóvenes adultos, pero la bipolaridad de Rinn se explica con un tópico detrás de otro.

El drama familiar entre los padres de la protagonista tampoco tiene demasiado sentido. Ella se muda con su madre y está convencida de que su padre (padrastro) la odia por considerarla culpable de la muerte de su abuela. Al final, parece que todo ha sido una mezcla entre la paranoia de Rinn y la ineptitud, irresponsabilidad e inmadurez de sus dos padres. No voy a desvelar nada, aunque tampoco se trate de una gran revelación porque la resolución de los problemas de la familia Jacobs está completamente sacada de la manga.

Vamos a por los personajes secundarios. Tenemos a Nate, el chico guapo que se enamora de Rinn nada más verla; a tres amigas que ya podrían ser una sola porque son un copia y pega las unas de las otras, y otros tantos amigos del instituto que no menciono porque, honestamente, no recuerdo sus nombres. Son todos flojos, flojísimos. No se desarrollan las historias de ninguno de ellos pero sí se ofrecen algunos detalles de sus vidas que te pasas el libro esperando a que signifiquen algo o cambien algo en la trama y al final se quedan en nada. Una de las reglas más importantes de escribir es no ofrecer datos si no vas a hacer nada con ellos, porque el lector construirá unas expectativas y al final terminará defraudado. Eso es exactamente lo que me ha pasado a mí con todos ellos.

En un principio pensé que se trataría de la típica historia de fantasmas en la que al final no tienes muy claro si se trata de un espíritu de verdad o de si es la protagonista, que se está volviendo loca. Aquí queda bastante claro desde el principio que lo del fantasma es de verdad, en mi opinión, pero el trasfondo de la historia y la forma de deshacerse del espíritu de Annaliese son, por un lado, predecibles y, por otro, absolutamente carentes de sentido. Al final no entiendes muy bien qué ha pasado y te preguntas por qué diantres has leído 400 páginas de tonterías para llegar a un final que no significa nada.

Eso sí, la última mitad del libro sí se pone interesante. No da miedo en ningún momento, eso lo puedo asegurar – y mirad que yo soy muy gallina – pero Rinn se vuelve lista de pronto y empieza a hablar como una persona normal. Lo malo, que estos capítulos se pasan tan rápido que da la sensación de que va como corriendo. Una vez más te preguntas si de verdad se necesitaban 200 páginas para introducir los dramas personales de todos los conocidos de Rinn – dramas que quedan sin resolver, por cierto – para después desenredar la historia en cuatro capítulos.

Creo que no me equivoco si digo que se trata del peor libro que he leído en lo que va de año. No se lo recomiendo a nadie porque ni da miedo, ni las historias de los personajes son interesantes, ni la bipolaridad de la protagonista tiene ninguna relevancia. Le doy un corazón, medio por la idea inicial y medio por los últimos capítulos.

un_corazon

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